O b d u l i o

Retrato de Ana Mingo

En las obras del pintor Obdulio se combina la calidad técnica junto con altas dosis de sentimentalismo y dulzura. Un ejemplo lo encontramos en este retrato que tratándose de un tema tradicional en la Historia del Arte lo transforma y lo personaliza.

De forma similar que los artistas fauvistas, Obdulio utiliza el color independientemente de la realidad, de ahí, que en el rostro de la niña encontremos pequeños toques azulados. Posiblemente se trate de una persona con quien ha mantenido un cierto acercamiento y de esta forma se muestra más desinhibido y aflora la ternura y la dulzura de la infancia.

En cierto modo, nos transmite su proclama estética a la vez que nos desvela su personalidad artística y nos presenta a una niña atenta a su pincel, con bata y un osito en la mano, de manera informal.

La paleta cromática se centra en los tonos azules salpicados sabiamente por el rojo que sirve para orientar la visión del espectador.

Obdulio mira con ojos de niño y nos propone un mundo de ternura y de paz, pero no por ello, deja de ser consciente de la realidad, de las tristezas que nos rodean. Nos presenta una dualidad en forma de dibujo y color donde el lirismo es el máximo exponente.

Muchos artistas saben pintar pero no todos, saben o pueden transmitir emociones como ocurre con Obdulio. Sus creaciones son como obras literarias que narran su mundo y lo presenta al espectador para que comparta sus impresiones y sobre todo para que cada uno realice su propia interpretación y saque lo mejor de su producción.

A este artista se le podría definir como el pintor de la sencillez expresiva que nos conduce a un dulce paraíso. Alejado de las complicadas vanguardias trabaja en solitario, experimentado en la tradición sin olvidar el momento que vive.

Raúl Sanz
Artículo publicado en el número 153
de la revista CRITICA DE ARTE
CRITICA DE ARTE


Enlaces
Introducción de José Antonio Gabriel y Galán Obra Comentarios sobre la obra de Obdulio (1982)
Comentarios sobre la exposición de New York Carminel Crítica de Arte 2000
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